La importancia de un suelo fértil y sano para el olivo

Es fundamental conocer los conceptos de la fertilidad de suelo, sus consecuencias y algunas medidas correctoras para un suelo fértil y sano.

La importancia de un suelo fértil y sano para nuestros olivos depende mucho de las zonas geográficas en las que estén. El olivar esta repartido por toda la geografía española.

Estos árboles pueden crecer en suelos pobres en nutrientes, siempre que estén bien drenados, necesitan mucho sol para producir el fruto e inviernos moderados para que éste se desarrolle, por ello, los olivos son un cultivo adecuado para la zona del sudeste español.

La estructura de un suelo fértil se define como la forma en la que los agregados del suelo se agrupan determinando una gran cantidad de propiedades físicas que influyen sobre aspectos tan importantes como crecimiento del olivo, la aireación, la infiltración, el movimiento del agua dentro del suelo, el enraizamiento y el desarrollo microrganismos propios del suelo.

La estructura es tan importante para el desarrollo de las plantas que suelos con la misma textura pueden presentar propiedades físicas muy distintas entre ellas en función de la estructura que conforme sus agregados.

¿Qué necesitamos saber de la fertilidad del suelo?

Antes de plantar los olivos hace falta un trabajo previo par acondicionar el terreno.

El proceso consiste en quitar las raíces de otros arboles y arbustos, nivelar la tierra, etc. Una vez se ha conseguido la limpieza, los agricultores expertos aconsejan cultivar cereales durante un periodo de 1 o 2 años para eliminar todas las raíces que hayan quedado y minimizar la incidencia que esas raíces putrefactas puedan afectar a los arboles.

En la mayoría de los suelos de olivar podemos encontrar distintos tipos estructuras:

  • Prismática: son típicas de suelos enriquecidos con arcillas y se forman por la fuerza expansiva de este tipo de partículas. Originan suelos pobres puesto que al secarse presentan una elevada densidad aparente disminuyendo el tamaño del poro. Desde el punto de vista físico este tipo de estructuras aportan baja fertilidad.
  • Columnar: este tipo de estructura tiene forma y propiedades semejantes a la prismática. Sus agregados solo se diferencian en que en la parte superior tiene formas redondeadas. La columnar es una estructura de fertilidad baja propia de suelos sodificados.
  • Laminar: los agregados se caracterizan por su disposición horizontal, unos sobre otros, y paralelamente entre si formando láminas. Son suelos físicamente pobres al limitar la penetración vertical de las raíces, el agua y el aire.
  • Sin estructura: es la estructura más habitual en la mayoría de los olivares y se caracteriza por qué no se aprecia ninguna estructura clara debido a que las partículas del suelo no forman agregados definidos.  Presenta una fertilidad física baja.
  • Estructura en bloques -angulares o subangulares-: abundan en zonas semiáridas y áridas con suelos pobres en materia orgánica. En cuanto a su fertilidad física se pueden catalogar como media.
  • Granular: es la estructura más favorable para el desarrollo de las raíces, la infiltración del agua y movimiento interior del agua y el aire, puesto que los agregados forman esferas imperfectas que favorecen tanto la macro como la microporosidad. Son suelos muy ricos en materia orgánica y se puede catalogar como estructura de fertilidad alta.

 

Que debemos tener en cuenta a la hora de plantar

A la hora de plantar el árbol, se debe arar la tierra y antes de añadir ningún fertilizante, se recomienda realizar un análisis del suelo, recogiendo muestras a diferentes profundidades.

También se tiene en cuenta la fechas en las que los agricultores recomiendan dicha plantación; se habla de febrero o marzo en las zonas más frías para con ello evitar el peligro de las heladas y, noviembre y diciembre en las zonas de clima templado.

Otro aspecto que el agricultor debe tener en cuenta, es el esquema de plantación de los olivos. Este, dependerá del sistema de cultivo que se vaya a aplicar y, que corresponde al criterio de plantación bien sea intensivo o no.

Si hablamos de un suelo fértil y una zona donde abundan las lluvias la densidad de árboles será mayor. Por otro lado, si hablamos de un suelo poco fértil se reduce la plantación a menos de 200 árboles por hectárea.

Teniendo en cuenta que los cambios del suelo se producen a muy largo plazo, se recomiendan medidas culturales para mejorar su estructura:

  • Incorporar importantes cantidades de materia orgánica, restos de cubierta o poda es necesaria para adaptar los árboles olivos a las condiciones climáticas de la zona y para aumentar la productividad de la plantación, a medio y largo plazo, la estructura laminar o prismática para lograr una estructura en bloque o granular.
  • Laboreo: es la forma más práctica e inmediata para pasar de una estructura laminar o prismática a otra más parecida a la granular. Labrar la tierra, con discos o cultivador, aumenta la infiltración, el movimiento del agua y aire en las primeras capas del suelo y favorece la expansión del sistema radicular del olivo.

Tanto el riego, como el cuidado de los factores externos que afectan a la plantación, o la cantidad elementos (calcio, potasio, fósforo, magnesio, boro) son aspectos que pueden controlarse mediante la sensorización mediante el análisis de la conductividad, la temperatura, incluso bajo tierra.

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